Esta trama de corrupción obligó al COI a tomar medidas, que en los años siguientes demostraron no ser demasiado efectivas, puesto que en 2004 se demostró lo fácil que era comprar el voto del búlgaro Ivan Slavlok (después suspendido) para lograr que Londres fuera sede de los Juegos de 2012. Además, años más tarde, el ex presidente Jacques Rogge fue acusado por el ex ministro chino Yuan Weimin de pactar la elección de Pekín para los Juegos de 2008.